Cheste echó el cierre a la temporada. Y lo hizo junto a un mito. Las clásicas Harley Davidson fueron el gran atractivo de la jornada de puertas abiertas organizada por el Circuito Ricardo Tormo. Los moteros (ataviados con su atuendo característico), mezclados con familias que decidieron pasar la mañana en un paddock ocupado anteriormente por Valentino Rossi o Dani Pedrosa, entre otros.
Curiosamente, ahí fue donde se desarrolló la fiesta que amenizaba el trofeo del décimo aniversario del trazado valenciano. Las gradas despobladas fueron, esta vez, una mera anécdota. Los aficionados se erigieron en los grandes protagonistas del día de ayer. Hasta 8.000 personas se acercaron a Cheste, pese al frío y las bajas temperaturas que registró la localidad de Camp del Turia.
La organización había dispuesto un sinfín de atracciones. Para todos los gustos. Varias pistas de karting (en las que hubo más de un incidente en el pilotaje que no pasó a mayores), cross o las llamativas minimotos, esta última la que mayor expectación despertó por la aparente dificultad para pilotar las minúsculas máquinas. Para los más pequeños, simuladores de competición en los que poder demostrar su habilidad con los videojuegos. "Hemos llegado a las once de la mañana y todavía no hemos parado. Los niños están disfrutando con los castillos y nosotros nos vamos de almuerzo", señalaba Jesús, un vecino de Moncada que había acudido a Cheste junto a otra pareja y sus hijos. Además del bocadillo, pudieron saborear los diferentes productos comestibles de un sugerente mercado medieval. "Esta idea me parece fantástica porque me encantan las motos y todavía no había podido venir a Cheste. Hemos aprovechado el día libre y lo que es más importante, aún no nos hemos gastado ni un duro", sonreía un hombre acompañado de su pareja.
Los niños disfrutaron de lo lindo. Hubo globos aerostáticos, castillos hinchables, un taller donde pudieron recibir nociones muy básicas sobre educación vial, animadores, payasos y música, un ingrediente básico en el mundo del motor. Por supuesto, sin descuidar la alimentación. La casa de comidas Molinar (de Benicàssim) se lució con una espléndida tortilla de patatas "para 3.000 personas. Bueno, más bien raciones, porque hay mucha gente que repite", aseguraron los propios cocineros. Más tarde los moteros dieron cuenta de una paella gigante en la zona reservada para las Harley.
Ellos acapararon todos los focos. El misticismo que rodea a las motos de la factoría americana sigue teniendo un incuestionable tirón popular. Y Cheste (que se ha consolidado como una de las plazas europeas que más visitantes atrae durante la celebración del Gran Premio) no podía ser menos. Incluso se creó una zona exclusiva para las Harley Davidson, en la que descansaban unas doscientas máquinas.
A media mañana, eran muchos los que se acercaban a los propietarios de las Harley pidiendo permiso para fotografiarse con ellas. Los moteros, al igual que los aficionados que acudieron en coche, disfrutaron conjuntamente de la iniciativa. Llegados desde cualquier punto de la geografía valenciana, incluso desde comunidades colindantes como Cataluña o Castilla La Mancha. "Hemos venido de Barcelona porque siempre que hay cualquier tipo de reunión de Harleys intentamos acudir", declaraba un motero catalán.
La inscripción en la chupa les identifica y enorgullece. Club Chopper Barcelona o Bigtwin Club Castellón, se podía leer en la espalda de alguno de ellos. Si eres capaz de cuestionar su apego a la cultura motera de las Harley Davidson, corres el riesgo de recibir contestaciones de este tipo. "Esto es mucho más que una afición, estamos organizados en diversos clubes, aunque es muy complicado acudir a todas las concentraciones que se realizan. No te imaginas la cantidad de gente que hay en España que tiene una Harley, una chopper. O que suspira por ella", explica Miguel con pasión, mientras su compañera asiente, aguardando turno para recibir su correspondiente ración de tortilla.
En lo estrictamente deportivo, José Montañés se consagró como el gran triunfador de la jornada. El piloto del HD Castellón hizo doblete en las BBQ Series, batiendo a Ángel Martín y Ferran Mas.
Curiosamente, ahí fue donde se desarrolló la fiesta que amenizaba el trofeo del décimo aniversario del trazado valenciano. Las gradas despobladas fueron, esta vez, una mera anécdota. Los aficionados se erigieron en los grandes protagonistas del día de ayer. Hasta 8.000 personas se acercaron a Cheste, pese al frío y las bajas temperaturas que registró la localidad de Camp del Turia.
La organización había dispuesto un sinfín de atracciones. Para todos los gustos. Varias pistas de karting (en las que hubo más de un incidente en el pilotaje que no pasó a mayores), cross o las llamativas minimotos, esta última la que mayor expectación despertó por la aparente dificultad para pilotar las minúsculas máquinas. Para los más pequeños, simuladores de competición en los que poder demostrar su habilidad con los videojuegos. "Hemos llegado a las once de la mañana y todavía no hemos parado. Los niños están disfrutando con los castillos y nosotros nos vamos de almuerzo", señalaba Jesús, un vecino de Moncada que había acudido a Cheste junto a otra pareja y sus hijos. Además del bocadillo, pudieron saborear los diferentes productos comestibles de un sugerente mercado medieval. "Esta idea me parece fantástica porque me encantan las motos y todavía no había podido venir a Cheste. Hemos aprovechado el día libre y lo que es más importante, aún no nos hemos gastado ni un duro", sonreía un hombre acompañado de su pareja.
Los niños disfrutaron de lo lindo. Hubo globos aerostáticos, castillos hinchables, un taller donde pudieron recibir nociones muy básicas sobre educación vial, animadores, payasos y música, un ingrediente básico en el mundo del motor. Por supuesto, sin descuidar la alimentación. La casa de comidas Molinar (de Benicàssim) se lució con una espléndida tortilla de patatas "para 3.000 personas. Bueno, más bien raciones, porque hay mucha gente que repite", aseguraron los propios cocineros. Más tarde los moteros dieron cuenta de una paella gigante en la zona reservada para las Harley.
Ellos acapararon todos los focos. El misticismo que rodea a las motos de la factoría americana sigue teniendo un incuestionable tirón popular. Y Cheste (que se ha consolidado como una de las plazas europeas que más visitantes atrae durante la celebración del Gran Premio) no podía ser menos. Incluso se creó una zona exclusiva para las Harley Davidson, en la que descansaban unas doscientas máquinas.
A media mañana, eran muchos los que se acercaban a los propietarios de las Harley pidiendo permiso para fotografiarse con ellas. Los moteros, al igual que los aficionados que acudieron en coche, disfrutaron conjuntamente de la iniciativa. Llegados desde cualquier punto de la geografía valenciana, incluso desde comunidades colindantes como Cataluña o Castilla La Mancha. "Hemos venido de Barcelona porque siempre que hay cualquier tipo de reunión de Harleys intentamos acudir", declaraba un motero catalán.
La inscripción en la chupa les identifica y enorgullece. Club Chopper Barcelona o Bigtwin Club Castellón, se podía leer en la espalda de alguno de ellos. Si eres capaz de cuestionar su apego a la cultura motera de las Harley Davidson, corres el riesgo de recibir contestaciones de este tipo. "Esto es mucho más que una afición, estamos organizados en diversos clubes, aunque es muy complicado acudir a todas las concentraciones que se realizan. No te imaginas la cantidad de gente que hay en España que tiene una Harley, una chopper. O que suspira por ella", explica Miguel con pasión, mientras su compañera asiente, aguardando turno para recibir su correspondiente ración de tortilla.
En lo estrictamente deportivo, José Montañés se consagró como el gran triunfador de la jornada. El piloto del HD Castellón hizo doblete en las BBQ Series, batiendo a Ángel Martín y Ferran Mas.
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