La historia de la ciudad complutense también se escribe sobre dos ruedas. El motociclismo ha caminado a todo gas desde hace décadas por las calles alcalaínas de manos de familias como los Cano, los Lozano o los Altés dejando huella en el asfalto. Ahora, además lo hacen sobre el papel, cámara en mano, en forma de un libro donde se recopilan más de 200 instantáneas que muestran la tradición motera en Alcalá.
“Foto de un motociclista alcalaíno sobre una moto Villalbi, publicada en el diario Nueva Alcalá”. Así reza el pie de la fotografía con la que comienza el libro Historia del motociclismo en Alcalá 1936-2008. La instantánea, aunque publicada en la década de los 50, data de 1903, meses después de que este modelo de fabricación española llegara al mercado y una muestra de la vinculación que Alcalá tendrá desde entonces con el motociclismo. Era posiblemente la primera moto en la ciudad. Entre ese momento y ahora, hay una vida entera sobre el sillín condensada en más de dos centenares de imágenes que ahora nutren este libro.
“No es sólo para los amantes de la moto. Lo es para los amantes de Alcalá y de su historia pues a través de las imágenes puede apreciarse también cómo era la ciudad hace casi un siglo”, asegura Rafael Lozano, uno de los promotores de esta iniciativa. Este alcalaíno es el dueño, junto a su hermano Luis Manuel, de la que puede considerarse como la mejor colección monográfica del mundo de motos Bultaco, con más de 280 ejemplares. Ambos, llevan el mundo del motociclismo en las venas. Su padre, Germinal, fue el creador en 1974 del primer MotoCross. Para entonces, el rugido de las motos llevaba años sonando en la ciudad.
El libro recoge, entre otras instantáneas, la formación de una veintena de guardias de asalto motorizados sobre Harley Davidson ante el Ayuntamiento de Alcalá en mayo del 36. Cuatro años antes, Pablo Calixto Cano y Martín Cano ya tenían su taller de motocicletas en el número 3 de Puerta de Madrid. Era el inicio de Motos Cano, Ciclos Cano por entonces. El libro ahora publicado muestra incluso la cédula industrial de aquel primer taller, así como las instantáneas de sus creadores a lomos de sus dos ruedas.
Casi veinte años después, en marzo de 1955, veía la luz el Moto Club alcalaíno de manos de la familia Salazar, los Altés o los Cano, entre otros. Llegaba entonces la ya mítica subida al Gurugú que durante años se convirtió en una cita internacional para los motociclistas y que se realizaba en los terrenos que ahora ocupa el Cementerio Jardín. El primero en hacerse con aquel galardón fue Andrés Altés, quien subido en su MV posa con el premio y sus dos hijas, Micaela y María Teresa, en una de las imágenes.
La primera de ellas no quiso perderse la presentación del libro el pasado jueves en el Parador de Turismo de Alcalá. “Me emocionó mucho ver a mi padre de joven en esa moto. Eran su vida y yo no concibo mi niñez y mi juventud sin una moto cerca”, asegura Micaela quien recuerda lo emocionante que era la llegada de la Subida al Gurugú cada año. Su padre fue correo en la guerra sobre su Harley Davidson y creó un taller de motos donde ahora se ubica el Corral de la Sinagoga. “Siempre estuvimos ligados a las dos ruedas y ahora el nieto de Andrés Altés, mi hijo, continúa la pasión por las motos que tenía su abuelo”, comenta Micaela a la que puede verse en las imágenes del libro cuando todavía no había cumplido la mayoría de edad.
La idea
De anécdotas, recuerdos y fotos de Micaela y de otros tantos aficionados al motociclismo de Alcalá de diferentes familias y generaciones, se engendró el libro que fue presentado la semana pasada en un acto que Rafael Lozano calificó de entrañable. “La pasión por las motos mueve a familias enteras, incluso de tres generaciones. Tú puedes tener coche y que no te gusten pero quien tiene moto, lo vive de una manera especial”, apunta Rafael.
Según explica este motero consumado, la idea de reunir la historia de la moto en Alcalá surgió hace tres o cuatro años. “Pedimos la colaboración del cronista de la ciudad Francisco Javier García Gutiérrez para plasmar la parte histórica”, dice. Y es que el mundo del motor en Alcalá no sólo se remitió a los aficionados. Aquí también se creo un importante tejido industrial. De hecho, una de las imágenes del volumen refleja a un niño en un monoplaza de fórmula nacional con motor Bultaco fabricado en la ciudad complutense.
Después, llegó el momento de acompañar los textos de los colaboradores y el cronista con las fotos de los alcalaínos, una tarea en la que participaron la familia Altés, los Cano, Francisco Rodríguez, Enrique Mayor, José María Fontana y la familia Lozano, entre otros. “El resultado ha sido este libro pero hemos recogido tanto material fotográfico que podríamos hacer un segundo”, apunta Rafael.
Si la idea del libro era acercar a los complutenses la nutrida realidad motera de la ciudad, el destino de la recaudación del mismo no podía ser menos. Todos los fondos obtenidos serán destinados a la Asociación de Amigos del Museo de la Moto que se construirá en el célebre edificio de Gal, junto a Vía Complutense, y que reunirá más de 1.200 motocicletas.
El precio de esta historia en imágenes será de 18 euros y podrá adquirirse de momento en la tienda Motos Cano, de Puerta de Madrid, aunque pronto podrá comprarse en otros establecimientos de la ciudad. Un pedazo de la vida de la ciudad que posiblemente tendrá segunda parte.
“Foto de un motociclista alcalaíno sobre una moto Villalbi, publicada en el diario Nueva Alcalá”. Así reza el pie de la fotografía con la que comienza el libro Historia del motociclismo en Alcalá 1936-2008. La instantánea, aunque publicada en la década de los 50, data de 1903, meses después de que este modelo de fabricación española llegara al mercado y una muestra de la vinculación que Alcalá tendrá desde entonces con el motociclismo. Era posiblemente la primera moto en la ciudad. Entre ese momento y ahora, hay una vida entera sobre el sillín condensada en más de dos centenares de imágenes que ahora nutren este libro.
“No es sólo para los amantes de la moto. Lo es para los amantes de Alcalá y de su historia pues a través de las imágenes puede apreciarse también cómo era la ciudad hace casi un siglo”, asegura Rafael Lozano, uno de los promotores de esta iniciativa. Este alcalaíno es el dueño, junto a su hermano Luis Manuel, de la que puede considerarse como la mejor colección monográfica del mundo de motos Bultaco, con más de 280 ejemplares. Ambos, llevan el mundo del motociclismo en las venas. Su padre, Germinal, fue el creador en 1974 del primer MotoCross. Para entonces, el rugido de las motos llevaba años sonando en la ciudad.
El libro recoge, entre otras instantáneas, la formación de una veintena de guardias de asalto motorizados sobre Harley Davidson ante el Ayuntamiento de Alcalá en mayo del 36. Cuatro años antes, Pablo Calixto Cano y Martín Cano ya tenían su taller de motocicletas en el número 3 de Puerta de Madrid. Era el inicio de Motos Cano, Ciclos Cano por entonces. El libro ahora publicado muestra incluso la cédula industrial de aquel primer taller, así como las instantáneas de sus creadores a lomos de sus dos ruedas.
Casi veinte años después, en marzo de 1955, veía la luz el Moto Club alcalaíno de manos de la familia Salazar, los Altés o los Cano, entre otros. Llegaba entonces la ya mítica subida al Gurugú que durante años se convirtió en una cita internacional para los motociclistas y que se realizaba en los terrenos que ahora ocupa el Cementerio Jardín. El primero en hacerse con aquel galardón fue Andrés Altés, quien subido en su MV posa con el premio y sus dos hijas, Micaela y María Teresa, en una de las imágenes.
La primera de ellas no quiso perderse la presentación del libro el pasado jueves en el Parador de Turismo de Alcalá. “Me emocionó mucho ver a mi padre de joven en esa moto. Eran su vida y yo no concibo mi niñez y mi juventud sin una moto cerca”, asegura Micaela quien recuerda lo emocionante que era la llegada de la Subida al Gurugú cada año. Su padre fue correo en la guerra sobre su Harley Davidson y creó un taller de motos donde ahora se ubica el Corral de la Sinagoga. “Siempre estuvimos ligados a las dos ruedas y ahora el nieto de Andrés Altés, mi hijo, continúa la pasión por las motos que tenía su abuelo”, comenta Micaela a la que puede verse en las imágenes del libro cuando todavía no había cumplido la mayoría de edad.
La idea
De anécdotas, recuerdos y fotos de Micaela y de otros tantos aficionados al motociclismo de Alcalá de diferentes familias y generaciones, se engendró el libro que fue presentado la semana pasada en un acto que Rafael Lozano calificó de entrañable. “La pasión por las motos mueve a familias enteras, incluso de tres generaciones. Tú puedes tener coche y que no te gusten pero quien tiene moto, lo vive de una manera especial”, apunta Rafael.
Según explica este motero consumado, la idea de reunir la historia de la moto en Alcalá surgió hace tres o cuatro años. “Pedimos la colaboración del cronista de la ciudad Francisco Javier García Gutiérrez para plasmar la parte histórica”, dice. Y es que el mundo del motor en Alcalá no sólo se remitió a los aficionados. Aquí también se creo un importante tejido industrial. De hecho, una de las imágenes del volumen refleja a un niño en un monoplaza de fórmula nacional con motor Bultaco fabricado en la ciudad complutense.
Después, llegó el momento de acompañar los textos de los colaboradores y el cronista con las fotos de los alcalaínos, una tarea en la que participaron la familia Altés, los Cano, Francisco Rodríguez, Enrique Mayor, José María Fontana y la familia Lozano, entre otros. “El resultado ha sido este libro pero hemos recogido tanto material fotográfico que podríamos hacer un segundo”, apunta Rafael.
Si la idea del libro era acercar a los complutenses la nutrida realidad motera de la ciudad, el destino de la recaudación del mismo no podía ser menos. Todos los fondos obtenidos serán destinados a la Asociación de Amigos del Museo de la Moto que se construirá en el célebre edificio de Gal, junto a Vía Complutense, y que reunirá más de 1.200 motocicletas.
El precio de esta historia en imágenes será de 18 euros y podrá adquirirse de momento en la tienda Motos Cano, de Puerta de Madrid, aunque pronto podrá comprarse en otros establecimientos de la ciudad. Un pedazo de la vida de la ciudad que posiblemente tendrá segunda parte.
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