Esta localidad costasoleña se convirtió ayer en la capital motera con la celebración de la I Concentración de Harley Davidson, a la que acudieron multitud de aficionados de toda la provincia
Nestor Martín es de Estados Unidos aunque vive en Inglaterra. Su pasión son las motos y no ha querido perderse la I Concentración Motera de Harley Davidson de Rincón de la Victoria, ya que está pasando unos días de vacaciones en Marbella.
Nestor Martín es de Estados Unidos aunque vive en Inglaterra. Su pasión son las motos y no ha querido perderse la I Concentración Motera de Harley Davidson de Rincón de la Victoria, ya que está pasando unos días de vacaciones en Marbella.
Tiene una Harley Ultra Classic de tres ruedas en la que ha invertido 25.000 libras, que cuenta con nevera, reproductor de CD y altavoces. «Este modelo se hizo para la policía de Nueva York en los años 60», apunta Martín, quien asegura que conducirla es muy fácil, «lo más complicado son las curvas».
Aunque este modelo es espectacular, la niña de sus ojos es la Screaming Eagle, una edición limitada del año 2005 que cuesta 110.000 euros. «La patilla es la pata de un águila y la llanta de las ruedas es doble por lo que cuando frenas sigue girando», explica.
Estos son sólo dos ejemplos de los modelos de motos que pudieron verse ayer en la concentración de Rincón que estuvo organizada por el club DragsterŽs MG Málaga. «Hemos querido realizar una fusión entre fiesta motera y festival con música en directo», explica Uriel Prystupa, presidente del club en Málaga, que cuenta con 150 miembros en toda España. Las actividades tuvieron lugar durante toda la jornada en el paseo marítimo de la localidad, que se convirtió en un museo al aire libre. Además de conciertos, los aficionados pudieron disfrutar de concursos, juegos, camisetas mojadas y participar en el sorteo de una Harley Davidson. Por la tarde, se llevó a cabo una ruta turística en la que las motos invadieron todo el municipio.
Conchi Barrionuevo es una de las pocas mujeres aficionadas. Ha acudido con su marido y su hijo, ambos moteros. «Me aficioné por mi marido, porque se iba a muchos sitios de ruta y me quería ir con él», afirma Conchi, quien reconoce que en el mundo motero siguen siendo pocas las mujeres. «La mayoría somos las mujeres de los moteros», indica mientras se sube a su moto. Asegura que conducirla es difícil y le da un poco de miedo. «Lo mejor es la convivencia con los amigos», apunta.
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