
Son las dos de la tarde de un sábado de verano. La columna motorizada se abre paso por el carril derecho de la C-55 rumbo a una concentración con otros clubes de
bikers cerca de Manresa. El viento corta hasta la respiración. Desde el asiento de atrás de la Harley-Davidson Fat Boy de Chevi, un
prospect o aspirante del capítulo de Barcelona, se divisan las calaveras aladas en las chupas de los miembros oficiales que nos preceden. Nando, otro
prospect, avanza entre la formación al más puro estilo
old school (vieja escuela). Los neumáticos de su flamante
chopper se deslizan por el asfalto como una bola negra de billar rodando sobre un pavimento de hormigón recién pulido. Vigila la marcha y realiza indicaciones con el brazo izquierdo levantado. Símbolos. Códigos de carretera. Nuestra única guarda hoy son los Ángeles del Infierno.
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