
Sin embargo, lo más llamativo del funcionamiento de la Hammer S no está en las ruedas, sino en el trabajo del motor y las suspensiones. De entrada, en cuanto al propulsor de refiere, no hay que dejarse llevar por la imagen retro que transmite a simple vista, ya que aun siguiendo las pautas que marcan los cánones norteamericanos y haberse configurado como un clásico (y voluminoso) bicilíndrico en V, su concepción interna es de última generación. Así, la refrigeración es mixta por aire y aceite, dispone de culatas de cuatro válvulas con distribución mediante ajuste automático, además de inyección electrónica y de un cambio de cinco relaciones más una sexta overdrive que permite planear por vías rápidas con el motor trabajando a muy pocas revoluciones.
Las suspensiones de la Victory Hammer S rinden excepcionalmente y lo hacen a pesar del notabilísimo peso del conjunto (305 kilos). La horquilla invertida con barras de 43 mm de diámetro está firmada por Showa y es regulable, mientras que el amortiguador posterior es regulable a gas y también lo fabrica el proveedor japonés.
En líneas generales, la Hammer S resulta mucho más fácil de conducir de lo que transmite su imagen amenazante. El motor es dulce y, a la vez, su cifra de par le permite grandes cifras de aceleración. Incluso en carreteras reviradas, donde el peso debería resultar determinante, se comporta con nobleza y ofrece su cara más divertida gracias a un buen chasis y a un reparto de pesos muy bien conseguido.
Ficha técnica

MECÁNICA
Motor: Bicilíndrico. 4T
Refrigeración: Aire/aceite
Alimentación: Inyección electrónica
Cilindrada: 1.731 cc
Potencia máx: 95 CV
DIMENSIONES:
Altura del asiento: 670 mm
Distancia entre ejes: 1.669 mm
Depósito: 17 litros
Peso: 305 kg
PRECIO: 18.900 €
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